Revista Hora Punta

Postura del 69

Mayte Sastre | Miércoles 08 de julio de 2015
El número sesenta y nueve se ha convertido en el número erótico por excelencia, ya que el grafismo no puede estar más claro: dos personas enlazadas la una sobre el sexo de la otra.

Parece que el verdadero erotismo comienza con el proclamado año erótico, aunque habrá que esperar hasta mediados del siglo XIX, cuando surgen las primeras teorías sobre la igualdad de los géneros, para encontrar testimonios del ejercicio de tan placentera postura. De 1848 es una deliciosa litografía atribuida a Achille Debería que representa a los protagonistas de ‘Gamiani’ en pleno 69. Pero entonces la postura aún no tenía nombre.

A partir del siglo XX, los testimonios comienzan a multiplicarse y en la década de los sesenta el término entra con todos sus honores en la literatura. Otra cosa es que comience a practicarse con frecuencia, que no lo parece, al menos en el mundo occidental. Es significativo que, en todo el revolucionario informe de Shere Hite (1976), donde se reivindica la sexualidad femenina, se le conceda un papel modestísimo y casi denigratorio. Esto es lo mejor que dice una de las mujeres que lo practican: “Me gusta estar encima en el sesenta y nueve, porque así puedo controlar todo lo que se mete en mi boca. Debajo, siempre me atraganto o estoy al borde de la sofocación”. ¡Vaya, hombre!

Es el momento de aproximarnos a Oriente, donde hacía ya dos mil años que la postura se practicaba y, además, ¡tenía un nombre! En el templo Laksmana de Khajurabo (India), construido en el siglo X a. de C., contemplamos apasionadas esculturas en lo que Vatsyayana denominaría en los ‘Kama Sutra’ ‘kalila’ o ‘postura del cuervo’, tal vez por la costumbre de estos pájaros de entrelazar las cabezas, que no es otra que el 69.

La cifra del 69 es idéntica a los caracteres que los astrólogos utilizan para el signo de cáncer, un signo de agua, como de agua es todo en una postura donde las bocas se derraman como ríos sobre los sexos. El 69 se convierte en la postura de los poetas del sexo, de quienes aman el cuerpo que es diferente y desean abismarse en los secretos del otro. Nadie que no esté dispuesto a dar algo de sí practicará esta postura. Así, la ‘fellatio’ se convierte en tocar la flauta de jade. Y el ‘cunnilinguus’, en beber en la fuente de jade. Y todo, en el juego del viento y la luna. Y los amantes son dos dioses dando nuevo origen a la creación. ¡No es posible un erotismo mayor!

Aunque muy placentero, el 69 sexual puede ser un poco complicado o incómodo si se realiza por mucho tiempo. Para que realmente disfrutes la experiencia y llegues a un orgasmo placentero, te dejamos estas posiciones que puedes intentar.

La mujer arriba

¿Cómo es? Él tiene que acostarse sobre su espalda, mientras tú te colocas encima de él con los glúteos apuntando hacia su cara. Las piernas abiertas frente a su rostro. Apoya tu peso sobre tus codos y manos, o si te sientes más segura, sobre su pecho. Él puede doblar las rodillas para que tú puedas maniobrar más fácilmente su pene.
Ventajas: tú eres quien domina, así que eres la responsable de marcar el ritmo e intensidad.
Desventajas: necesitas tener fuerza en tus brazos y piernas, además de una buena condición física. Si no la tienes, mejor prueba con el 69 'lado a lado'.

El hombre arriba

¿Cómo es? Esta posición es menos común, ya que generalmente a los hombres no les gusta que 'los carguen', ya sea por miedo a asfixiar a su chica o porque simplemente les gusta sentir encima a su pareja. No obstante, ésta no es una regla, por lo que si tu galán es quien quiere dominar y se coloca arriba de la mujer, el procedimiento es el mismo: el peso apoyado en las manos, brazos y codos sobre el colchón.
Ventajas: tú sólo te encargas de lo tuyo, sin preocuparte en que tu chico está cargando tu peso, ni en que ya se te fue el aire del esfuerzo de estar apoyada.
Desventajas: los hombres son más bruscos, así que sí puede llegar a pasar que sin querer te aplaste un poco.

De lado

¿Cómo es? Ambos se recuestan de lado, apoyando su peso hacia un costado. La pierna que no está apoyada servirá para facilitar a su pareja el acceso al área genital. Aquí hay de dos: o usan una almohada para que su cabeza esté más cómoda, o usan la pierna del otro para apoyarse y poder maniobrar mejor.
Ventajas: el hecho de estar apoyados sobre un costado, les deja libres las manos para poder incrementar el placer ya sea acariciando los muslos de tu pareja, su pecho, sus testículos y demás. Lo mismo para él, mientras puede estimularte los glúteos, la espalda, etc. Además se pueden acomodar mejor si es que no tienen la misma altura.
Contras: estar tanto tiempo apoyado sobre el costado puede llegar a darte un calambre bárbaro, así que cuidado con eso.

Parados

¿Cómo es? Ya sea que él se acueste en la cama con la cabeza en la orilla o que ella lo haga. Se para con las rodillas pegadas a la cama para que el clítoris le quede justo. La mujer se agacha para alcanzar su pene con la boca.

Ventajas: la mujer puede recargar sobre sus brazos

Contras: la comodidad depende del alto de la cama, si es muy baja o demasiado alta, puede no servir para esta postura.


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