Nutrición

Imaginación, mestizaje, pasión....

Elsa Bernaldo de Quirós | Sábado 09 de enero de 2016
Pura magia en la Candela Restó

La cocina de Samy Alí no es algo que se pueda entender con palabras. Es una experiencia que cuando se vive, sorprende y engancha.

Sus propios artífices la definen como “cocina de fusión planetaria”, un reflejo de su propia evolución. Y es que no es fácil poner un apelativo terrenal que describa las sensaciones de cada bocado. La Candela Restò (Amnistía, 10. Madrid. Tel. 911 73 98 88. www.lacandelaresto.com), es un restaurante gastronómico que se mudó el año pasado desde Valdemorillo a un barrio aristocrático como es Ópera para acercarse a más gente y demostrar desde este extraordinario entorno su gran valía. Y no es ostentación, es la sensación de todo el que se sienta a la mesa en este pequeño local ‘vintage chic’ a descubrir la cocina de Samy Alí, madrileño de origen sudanés que se ha curtido en Shanghai, Sudán… y ha pasado por restaurantes como Cambio deTercio en Londres, el Racó de Can Fabes, Kabuki o Coque. Ahora, en su ‘casa’, esencias de Perú, África, Asia… y por supuesto España.

Pero aunque gran parte del mérito es suyo, la experiencia no sería igual sin el esfuerzo de sus 13 escuderos, un equipo unido y apasionado que rema en la misma dirección y que transmite buenas vibraciones desde que se cruza la entrada. Sión Calderón es, además de socia junto a Samy y a Santiago Saiegh, la artífice de la decoración del espacio. Borja Rosete, bien conocido por su profesionalidad, es el jefe de sala y también sumiller, encargado de hacer congeniar con cada ‘plato sorpresa’ la poco convencional aunque bien seleccionada carta de vinos a buen precio -80 referencias-.

Y decimos ‘sorpresa’ porque en La Candela Restò no hay carta prefijada. La cocina imaginativa de Samy es libre, no se encierra en ningún papel, fluye sin fronteras bebiendo de influencias de aquí y de allá, mezclando texturas y sabores que muchas veces impactan al leerlas en las divertidas e improvisadas minutas hechas a mano, pero que siempre sorprenden gratamente al probarlas. Utiliza técnicas muy depuradas sin perder por ello la esencia de cada producto, porque en cada plato todo sabe a lo que tiene que saber y nada deja indiferente. Ejemplo de ello es el espectacular Sublimar un pichón, su colorida Huerta de mejillón + Tailandia o la sorprendente Versión cárnica de la anguila, con piel de pollo frita incluida, que forma parte de uno de los
menús degustación. ¿De postre? Simplemente Italia… Y es que aunque no haya carta cerrada, siempre hay tres propuestas ‘fijas’ aunque muy cambiantes: una de 67 € y nueve pasos, otra más larga, con 11 pasos, por 79 €, y para los que vayan con poco tiempo, especialmente a mediodía, plantean uno más corto por 53 € y seis pasos, en el que uno puede ir abriendo boca y descubriendo la cocina de Samy. Se puede optar también por maridar cualquiera de los menús, una elección más que recomendable.

El conjunto es en definitiva, el que hace de cada comida o cena en La Candela Restò una experiencia única de la que uno sale satisfecho, sorprendido y sonriendo. Por supuesto, todos los detalles están cuidados al máximo, empezando por la divertida decoración retro–moderna que llama la atención desde la entrada, con una impresionante carpa japonesa presidiendo, la cocina abierta a un lado y la bodega de frente, lámparas-grifo, vasos de duralex…; pasando por el excelente trato del personal; y terminando por el emplatado de cada creación, auténticas obras de arte de lo más variopinto que llegan sobre troncos, piedras o joyeros ahumados. Todo suma, todo es un espectáculo, y todo merece la pena.

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