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La cara más cultural de Madeira

Martes 24 de septiembre de 2019
La capital, Funchal, concentra gran parte de la oferta cultural de la isla de Madeira en lugares como la Zona Vieja, el Mercado de Labradores o la iglesia de la Virgen del Monte. La isla de Porto Santo y su capital, Vila Baleira, son testigo del origen colonial de la región y el paso de Cristóbal Colón por el archipiélago mientras que el Museo de Arte Sacra, la Catedral de Funchal, el Museo CR7 o la Casa Museo Frederico de Freitas son algunas de las muchas visitas de interés de Madeira.

En un paraíso fundamentalmente natural como el del archipiélago de Madeira, aparecen con cada vez más fuerza manifestaciones culturales que completan su agenda turística. Algunas de estas se encuentran allí desde hace siglos, como la Catedral de Funchal, pero otras se mantienen en constante reinvención.

Muchos de los lugares de interés cultural se encuentran en la capital, Funchal, de fundación colonial a finales del s. XV en plena expansión hacia la India. La avenida Arriaga es la arteria principal de esta ciudad de alrededor de 120.000 habitantes y conecta algunos monumentos de visita obligada como la Catedral, construida entre 1495 y 1521 en una mezcla de estilos –flamenco, hispano-gótico y manuelino-, el jardín Municipal o las Bodegas de San Francisco. Cerca también se sitúa el Mercado de los Labradores, que abre sus puertas cada día para mostrar a sus clientes los mejores productos locales, como frutas tropicales, pescado o verduras, así como flores y plantas exóticas, que permiten al visitante un acercamiento a la diversa y plural flora de la isla.

Pero, sin duda, uno de los barrios más especiales de Funchal es la Zona Vieja, en la que disfrutar del proyecto Arte de Puertas Abiertas, que ha transformado la calle Santa María, entre otras, en una pinacoteca urbana gracias a los artistas locales. En esta calle hay una gran variedad de restaurantes que ofrecen comida típica de Madeira, como el pez espada con plátano frito, pan de mantequilla de ajo (bolo do Caco), el bollo de miel o la espetada de carne a la barbacoa, etc. Además, muchos de estos establecimientos cuentan con música en directo.

Desde allí mismo se puede acceder al teleférico que conecta Funchal a la parte alta de la ciudad donde se levanta la emblemática iglesia de la Virgen del Monte. Rodeado de jardines, esta iglesia guarda el túmulo de Carlos de Habsburgo-Lorena, el último emperador de Austria, que pasó aquí sus últimos años de vida. Es imprescindible apreciar las vistas panorámicas del mar desde el Jardín Tropical Monte Palace, un antiguo hotel del siglo XVIII restaurado y convertido en un jardín de un total de siete hectáreas en las que se pueden apreciar cisnes y pavos reales entre flores y plantas tropicales de diferentes lugares del mundo junto a templos, esculturas, lagos y cerámicas que narran la historia entre portugueses y nipones. En este jardín también hay antiguos azulejos portugueses y un museo de minerales y piedras preciosas entre otras cosas.

La vuelta a la ciudad desde este lugar que está a casi 600 metros de altitud se puede hacer a través de uno de los transportes más famosos de la capital maderiense, los carros de cesto (o de mimbre) que tradicionalmente servían para transportar bienes y alimentos pero que hoy son una atracción muy solicitada. Están impulsados por los “Carreiros”, herederos del antiguo oficio que en nuestros días trabajan de dos en dos para llevar cuesta abajo en un trayecto de 2 km a los turistas que quieran disfrutar de esta experiencia.

Y no nos podemos olvidar de la hermana menor, la isla de Porto Santo. Es imprescindible conocer la ciudad y capital, Vila Baleira, que presume de la hospitalidad de sus 6.000 habitantes, de su encanto especial y de mantener un estilo que recuerda a historias y momentos del pasado, desde que fuera descubierta en 1418 por una tripulación portuguesa. De hecho, en la Casa Museo de Cristóbal Colón, se explican el origen y la historia de la isla y donde vivió el descubridor, en su paso por Porto Santo, tras su matrimonio con Filipa de Moniz, hija del primer Capitán Donatario de Porto Santo, Bartolomeu Perestrelo.

Además de todo esto, las islas cuentan con numerosos museos y centros culturales que reconstruyen, como si de un puzle se tratara, la historia y las costumbres de la región. Algunos de ellos son el Museo del Vino, el Museo de Arte Sacra, el Museo CR7 la Casa Museo Frederico de Freitas y el Museo de Arte Contemporáneo.

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