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Piérdete en la naturaleza y disfruta de un viaje seguro

Estilo y Salud | Jueves 06 de agosto de 2020
Debido a la indudable ventaja de su buen clima (578 mm de lluvia al año y una temperatura media de 30ºC/86ºF durante los meses de verano), las Islas Maltesas son idóneas para las actividades al aire libre, y más ahora en plena escalada de contagios por Covid-19 en todo el mundo.

Apartadas del ajetreo y el bullicio de las grandes ciudades, las Islas Maltesas ofrecen varios parajes naturales para ser explorados y admirados, algunos de los cuales han quedado casi intactos al finalizar el siglo XX. Gran parte de la campiña está repleta de las más antiguas estructuras humanas del mundo, por lo que es muy interesante dar un paseo por estos lugares.

Las primeras lluvias después del largo y cálido verano dan vida al paisaje con una asombrosa variedad de flores silvestres. Desde mediados de noviembre hasta mediados de mayo las Islas están verdes y exuberantes, sus campos llenos de cultivos de verduras y los bordes de los caminos están cubiertos de hinojo, tréboles, lirios silvestres y mirto.

Las Islas ofrecen a los excursionistas vistas más asombrosas que en cualquier otro lugar en el Mediterráneo. Lo primero que hay que hacer es decidir qué tipo de vista se prefiere – espectaculares acantilados contra los que chocan las olas, los terrenos rocosos de monte bajo o de las garrigas, o los escondidos exuberantes valles. En ruta pasarás por misteriosos sitios prehistóricos, capillas en cuevas y aislados palacios de los Caballeros.

La isla de Gozo tiene mucho atractivo, tanto para los habitantes locales como para los turistas, por su serenidad y su tranquila belleza. Esta isla, hermana de Malta, que a menudo recibe el calificativo de ‘la tierra donde se paró el tiempo’, tiene una campiña ideal para pasear.

Uno de los mejores lugares para visitar es el acantilado de Dingli. Es verdaderamente espectacular ver la puesta del sol sobre el mar desde la parte más alta de Malta en la que el acantilado tiene una altura espectacular de 220 metros sobre el nivel del mar. Este acantilado, nombrado así en honor al famoso arquitecto maltés del siglo XVII Tommaso Dingli, ofrece maravillosas vistas de la costa.

La isla de Comino fue antiguamente escondite de piratas y contrabandistas y sólo tiene 2,5 kilómetros de largo por 1,5 kilómetros de ancho, y es un lugar ideal para pasar un magnífico día de excursión y un emplazamiento estupendo para disfrutrar de la soledad y de las vistas.

Para los más atrevidos, las Islas ofrecen lugares para apropiados para que puedan hacer escalada los amantes de este deporte.

Ponte las botas, alquila una bicicleta de montaña, sal de la ciudad y dirígete hacia los estrechos caminos agrícolas. Te encontrarás ante un paisaje intemporal, incluso en temporada alta. Hay mucho que descubrir, como antiguas casas de labranza, capillas junto a los caminos y maravillosos paisajes marítimos. Estas Islas son lo bastante grandes para que cada uno pueda perderse en ellas pero siempre habrá alguna persona amable que le guiará.

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