Arcópoli, una asociación LGTBI+ comprometida con los Derechos Humanos, denuncia el genocidio del pueblo palestino en Gaza y exige al Gobierno de España que actúe. La organización critica la utilización de los derechos LGTBI+ para justificar crímenes de guerra y llama a no permanecer indiferentes ante la masacre sistemática en Gaza. Arcópoli insta a España a romper relaciones con Israel y a convertirse en un actor activo en la defensa de los derechos humanos, enfatizando que la lucha por la justicia debe ser universal y no limitarse a intereses políticos.
La asociación Arcópoli, que se define como LGTBI+ feminista, antirracista, democrática, laica y apartidista, ha manifestado su firme compromiso con los Derechos Humanos al condenar el genocidio que enfrenta el pueblo palestino en Gaza. Esta postura no es nueva para la organización, que ha mantenido su rechazo a esta tragedia humanitaria y política desde sus inicios.
El activismo de Arcópoli está intrínsecamente ligado a una crítica profunda hacia las opresiones que afectan a diversos pueblos y personas. Desde su experiencia como colectivo históricamente marginado y perseguido, han expresado que no pueden permanecer en silencio ante lo que ocurre en Palestina: la aniquilación sistemática de una población civil bajo un régimen caracterizado por el apartheid, la violencia militar y la deshumanización estructural.
Arcópoli denuncia abiertamente el genocidio perpetrado contra los palestinos. La organización rechaza categorizar la situación como un simple “conflicto”, ya que tal término implica una simetría inexistente. Lo que se observa es una masacre sostenida y planificada, llevada a cabo por una potencia ocupante contra una población indefensa, con el respaldo o la indiferencia de gran parte de la comunidad internacional.
A lo largo de meses, Gaza ha sufrido devastaciones severas: miles de civiles han sido asesinados, incluidos numerosos niños; hospitales, escuelas y viviendas han sido destruidos; además, se ha bloqueado el acceso a alimentos, agua, medicamentos y ayuda humanitaria. Estos hechos no son incidentes aislados; representan una violación sistemática del derecho internacional y de los principios más elementales de humanidad.
Desde su posición como asociación LGTBI+, Arcópoli condena enérgicamente la manipulación de los derechos del colectivo para justificar el genocidio en Palestina. Sectores de la derecha y ultraderecha utilizan argumentos como “en Palestina colgarían a las personas LGTBI+” para blanquear crímenes de guerra y deslegitimar cualquier solidaridad con Palestina.
Dichas narrativas son no solo falsas sino también manipuladas; constituyen una estrategia conocida como homonacionalismo. Este concepto implica usar los derechos LGTBI+ como pretexto para legitimar políticas racistas, coloniales o bélicas. Estas voces no buscan proteger al colectivo, sino utilizar sus vidas como coartada para justificar atrocidades.
A través de un mensaje directo al Gobierno de España, Arcópoli enfatiza que no son suficientes los gestos simbólicos ni las declaraciones tibias. Como país democrático que dice defender los Derechos Humanos, España no puede seguir ignorando un genocidio en curso.
La organización exige valentía al Gobierno español para convertirse en un actor activo en la denuncia y el freno del genocidio en Gaza. Es imperativo romper relaciones diplomáticas y militares con Israel mientras persista la ocupación y exterminio del pueblo palestino. Además, debe presionar en todos los foros internacionales para garantizar un alto el fuego inmediato y proteger a la población civil.
A lo largo de décadas de represión, el colectivo LGTBI+ ha aprendido que los derechos no se otorgan: se conquistan mediante solidaridad, resistencia y organización colectiva. Por ello, su compromiso con los Derechos Humanos trasciende fronteras geográficas y se extiende más allá de su propia orientación sexual o identidad de género.
No hay orgullo si no es antirracista. No hay libertad si no es para todos. No hay paz sin justicia. Desde su fundación, Arcópoli ha estado al lado del pueblo palestino, así como con todas las comunidades oprimidas. Creen en un mundo donde todas las personas puedan vivir libres de violencia y represión.
No somos neutrales. Estamos del lado de la vida. Del lado de los pueblos que resisten. Del lado de los Derechos Humanos.