Las partes del cuerpo que se deterioran antes

El pelo: entre los 45 y 50 años comienzan las canas aparecer en el nacimiento del cabello, especialmente en la frente y sienes y pasados los 50 años el cabello se vuelva más débil y menos espeso.

Pecho: el tejido del pecho es dos o tres años 'mayor' que el resto del cuerpo", señalan expertos de la Universidad de California.

Las manos: están más expuestas al frío, sol, y son los culpables de su envejecimiento. A partir de los 20 años es importante cuidarlas con cremas ya que no es hasta los 30 o 40 cuando nos damos cuenta de su deterioro.

La cara: las cremas 'antiage' ayudan a evitar el envejecimiento facial pero es importante una buena alimentación y estar bien hidratado.

Los párpados: se caen con el paso del tiempo. Para prevenirlo lo mejor es dormir bien, beber mucha agua y evitar el consumo de sal.

Cuello y escote: la piel es más fina en estas zonas que la del resto del cuerpo. Para evitar el envejecimiento, los expertos recomiendan usar los mismos productos que para la cara.

Las rodillas: pierden elasticidad con facilidad y, por ello, se ven más flácidas que el resto de la pierna. El ejercicio ayuda a mantenerlas tersas.

Los ojos: de los 20 a los 30 años aparecen finas líneas bajo los ojos, a los 30 aparecen finas líneas de expresión en los ángulos o comisuras de los ojos (patas de gallo); a partir de los 35 y progresivamente pueden aparecer bolsas bajo los ojos y los párpados caídos ya que los músculos se vuelven fláccidos. A mediados de los 40, al reducirse la actividad del músculo ocular, puede ser necesario el uso de gafas para la lectura; el necesitarlas y no usarlas favorece la aparición de arrugas en el entrecejo.

Dientes: hay una progresiva pérdida de la ligadura entre los dientes y las encías, por lo que a los 45 años el 25% de la población ha perdido todos sus dientes, a los 50 años los ha perdido ya el 50% y a los 60 años las cifran aumentan hasta el 75%.

Piernas: apartir de los 40 años el malestar general se puede hacer notar en las piernas. Se produce una disminución de la movilidad articular, el drenaje es menos efectivo, y puede existir retención de líquidos, especialmente en rodillas y tobillos. Las venas pueden estar más acusadas y visibles. La piel se vuelve reseca, con gran número de células descamadas, lo que hace que las piernas tengan un color blanquecino.

Los pies: alrededor de los 40 años todo un cúmulo de problemas pueden aparecer en los pies; juanetes, callos, durezas en los talones, en los pulgares y en la planta, uñas más frágiles y más gruesas, hongos, etc.