Un alumno de 13 años mata a un profesor con un machete en un instituto de Barcelona

Hacia las 9,15 de la mañana un alumno de segundo de ESO irrumpió en su instituto de Barcelona armado con una ballesta, un cóctel molotov y un machete, con el que hirió mortalmente a un profesor del centro.

El alumno llegó con retraso a su clase, en el Instituto Joan Fuster de Barcelona, llamó a la puerta y una profesora le abrió, momento en el que sacó la ballesta y le disparó a la cara, provocándole heridas en un ojo. Según testigos presenciales, el chico también disparó a una alumna de esa clase, hija de la profesora, y agredió a a una profesora de Matemáticas que estaba haciendo guardia en el centro y que ha resultado herida leve en una oreja.

Al oír los gritos, un profesor de una clase próxima se acercó al lugar y el joven le clavó un machete de montaña en el tórax, por lo que quedó malherido tendido en el suelo y, poco después murió. Después, el agresor entró a otra clase y atacó a otro alumno con el mismo arma.

La intención del alumno era agredir a su profesora, algo que sus compañeros se tomaron a broma hasta que disparó, momento en el que llegó el maestro, un sustituto que apenas llevaba unas semanas en el instituto de secundaria.

Tras el suceso, el personal del centro congregó a todos los alumnos en el patio, hicieron sonar la alarma de emergencias, y, según han detallado unos alumnos de la clase de enfrente: "nuestra profesora ha salido a ver qué pasaba porque ha escuchado gritos, nos ha hecho salir corriendo y hemos visto al profesor estirado en el suelo lleno de sangre".

Los compañeros del menor han asegurado que el joven había repetido en varias ocasiones la semana pasada de que iba a matar a todos los profesores y luego se iba a suicidar.

El alumno no podrá ser privado de libertad y se someterá a un trabajo de reformación, ha afirmado hoy la directora general de Atención a la Infancia, Mercè Santmartí.

El protocolo al que se someten los menores de 14 años que, por ley, "son inimputables" y no pueden ser declarados culpables.

El protocolo consiste en hacer un seguimiento al menor con el trabajo de profesionales educativos y psicólogos que puede durar "tanto tres sesiones como diez", y siempre con una segunda valoración antes de dar por acabado el tratamiento.