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Wagner se rie....de Wagner
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Wagner se rie....de Wagner

Por Elsa Bernaldo de Quirós
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infoestiloysaludes/4/4/17

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El Teatro Real estrena en España La prohibición de amar, ópera de juventud de Richard Wagner


Nueva versión musical y dramatúrgica de Ivor Bolton y Kasper Holten. Se ofrecerán nueve funciones de La prohibición de amar entre el 19 de febrero y el 5 de marzo.

La nueva producción de la ópera, coproducida con la Royal Opera House de Londres y el Teatro Colón de Buenos Aires, se estrenará en Madrid, donde nunca se ha representado.

El director de escena danés Kasper Holten (director de ópera de la Royal Opera House de Londres) acentúa la vertiente cómica, mediterránea y fogosa de la obra, caricaturizando los estereotipos wagnerianos. Ivor Bolton, director musical del Teatro Real, estará al frente de los dos repartos que interpretarán la ópera junto con el Coro y Orquesta Titulares del Teatro Real.

Entre los días 19 de febrero y 5 de marzo el Teatro Real ofrecerá nueve funciones de La prohibición de amar, segunda ópera en el catálogo de Richard Wagner (1813-1883), que se estrenará en España —tras una versión con orquesta reducida presentada en el Festival de Peralada en 2013— en una nueva producción del Teatro Real, en coproducción con la Royal Opera House de Londres y el Teatro Colón de Buenos Aires.

Ivor Bolton, director musical del Teatro Real, ha trabajado minuciosamente en la revisión de la partitura de Wagner para dar más fluidez y cohesión orgánica a la obra, reduciendo su duración original (de cerca de 4 horas), pero respectando su esencia, su coherencia musical y su dramaturgia, de acuerdo con la puesta en escena concebida por Kasper Holten, que moderniza la comedia de enredo shakesperiana con guiños a la actualidad.

En esta divertida, fresca y melodiosa partitura, de claro sabor mediterráneo, un Wagner de 21 años recurre a la censurada y ácida comedia Medida por medida de William Shakespeare (1564-1616) para criticar la hipocresía y puritanismo de la sociedad centroeuropea del siglo XIX, reivindicando la libertad sexual, la expresión de los sentimientos y el calor meridional. Para ello traslada la acción original de la obra shakesperiana de Viena a Sicilia, donde Friedrich —caricatura del dictador alemán que se esconde detrás de un
pretendido idealismo— impone la pena de muerte para castigar la promiscuidad sexual y prohíbe los prostíbulos, el carnaval y el amor extraconyugal al que él mismo sucumbe.

La prohibición de amar, escrita después de Las hadas —que Wagner nunca pudo escuchar—, tuvo su azaroso estreno en 1836 en Magdeburgo. La primera y única representación de la ópera durante la vida del compositor fue desastrosa, ya que algunos solistas no se sabían su papel. La segunda función no pudo celebrase porque el marido de la protagonista, en un ataque de celos e impulsado, quizás, por el hedonismo y la lujuria de que alardea la trama, agredió al tenor que interpretaba el papel de Claudio, quien, al parecer, mantenía un
indisimulado romance con su mujer.

La partitura, que Wagner tildaría más tarde de “pecado de juventud”, fue apartada de su catálogo por el compositor y por su viuda Cósima Wagner hasta que, ya entrado el siglo XX, comenzó su lenta recuperación, refrendada por el público y la crítica con la célebre producción de la Ópera de Baviera en 1983, con Wolfgang Sawallisch en la dirección musical y Jean-Pierre Ponnelle en la dirección de escena.

En La prohibición de amar aflora la influencia de la opéra-comique francesa, del melodismo belcantista, de la opera bufa, o de los tintes nacionalistas de Weber, pero se vislumbran también algunos de los rasgos, todavía incipientes, de las futuras obras de Wagner.

De esta idea parte la dirección de escena del danés Kasper Holten, en la que el joven Wagner se ríe de la grandilocuencia de su obra futura, de los arquetipos de sus personajes y de los estereotipos del germanismo ario que él mismo exaltaría más tarde.

Así, en un decorado diseñado por Steffen Aarfing que evoca una bulliciosa barriada de Palermo, con sus clubs de alterne y su patio de vecinos, en un tiempo indefinido en el que conviven y se yuxtaponen alusiones al pasado y divertidos guiños al presente, se va desarrollando la trama shakesperiana tamizada por el ideario revolucionario de la primera mitad del siglo XIX y las turbulencias amorosas del joven Wagner.

Los tintes caricaturescos de los personajes y la ágil y fresca dramaturgia de la trama, con tintes de vodevil, pondrán a prueba las dotes actorales y canoras de los dos selectos repartos, en los que destacan los barítonos Christopher Maltman y Leigh Melrose (Friedrich), las sopranos Manuela Uhl y Sonja Gornik (Isabella), los tenores Peter Lodahl, Peter Bronder (Lucio), Ilker Arcayürek y Mikheil Sheshaberidze (Claudio), y los bajos Ante Jerkunica y Martin Winkler (Brighella), que actuarán con María Miró, David Alegret, David Jerusalem, Isaac Galán, María Hinojosa y Francisco Vas.

Al frente de ambos elencos estará nuevamente Ivor Bolton, que cambiará de registro después de su reciente interpretación de La flauta mágica, para dirigir esta ecléctica obra juvenil wagneriana con la complicidad del Coro y Orquesta Titulares del Teatro Real.

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