Grace Choi, estudiante de la Escuela de Negocios de Harvard, ha desarrollado Mink, una impresora 3D que permite imprimir tu propio maquillaje en casa. Según explicaba la joven, se pueden copiar los colores y tonalidades que desees, tomando como referencia los que ya existen en el mercado, un mercado que gana más de 55 millones de dólares anuales. Tan sólo tomando la foto de un color de uñas o cualquier otro tipo de maquillaje y sin usar un software especial, la impresora reconocerá el código del tono exacto de color.
Grace investigó la industria del maquillaje y pudo observar como las grandes empresas crean maquillaje a partir de la mezcla de diferentes materias primas y colores. A su juicio, la impresión 3D podría ofrecer esta fabricación de una forma más barata sin dejar de utilizar los mismos materiales. El maquillaje barato ofrece una gama cromática bastante limitada, lo que hace que las grandes marcas tengan que vender a un elevado coste su amplia gama cromática. Con Mink, se podrían ofrecer infinita variedad de tonalidades a la mejor calidad y a un precio mucho más reducido.
Con esta impresora 3D para hacer maquillaje se puede imprimir tanto sombra de ojos como colorete o pintalabios con el mismo material que utilizan las grandes compañías de cosmética. Este material, que hará la función de tinta, está aprobado por la FDA (Food and Drugs Administration), institución reguladora de la industria del maquillaje en EEUU.
Esta joven emprendedora tiene previsto que su impresora 3D para hacer maquillaje salga a la venta con un precio de 300 dólares y que pueda ser conectada a cualquier ordenador como si de una impresora convencional se tratase.
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