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Pablo Iglesias tiene nuevo compañero de juegos

Pablo Iglesias tiene nuevo compañero de juegos

Por Rafa Bernaldo de Quirós
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rafaelbernaldodequiroscom/6/6/23
domingo 24 de abril de 2016, 22:48h

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Se llama Alberto Garzón y ha despotricado de él lo que no está en los escritos antes, durante y después del 20 de diciembre. Sin embargo, el golpe de realidad que está sufriendo el líder podemita por las pugnas internas y la caída de votos han reavivado el fuego de la obsesión que Iglesias mostró hace no muchos meses ante el hundimiento de Izquierda Unida, que está a punto de conseguir, y el del Partido Socialista, al que pretende echar del mapa a golpe de “sorpasso”.

"He podido conversar con Alberto Garzón y está dispuesto a que avancemos en la dirección del cambio", anunciaba en su editorial de El País el líder de Podemos el pasado mes de enero. Cuatro meses después, “l’audace, encore de l’audace, toujours de l’audace” que exigía Pablo Iglesias al líder de los socialistas en estas líneas bien se las podría haber aplicado él mismo.

Sumado a ese frente inmovilista del que tanto se quejaba, "coleta morada" ha decidido que ahora sí le vienen bien los votos de Alberto Garzón para poder desbancar al PSOE, cumpliéndose así la profecía de Santiago Segura en su última película en la que ponía a Pablo Iglesias como jefe de la oposición de un hipotético nuevo Gobierno de Mariano Rajoy.

Los problemas internos de Podemos han pasado factura al partido en los últimos sondeos, con un resultado a la baja prácticamente desde el pasado 20 de diciembre. La formación morada sigue en caída libre mientras que Izquierda Unida duplicaría su resultado electoral de celebrarse nuevos comicios.

De hecho, por todos es bien sabido que aunque reniegan de las encuestas, desde su centro de operaciones situado en la madrileña calle Princesa número 2, se analiza al detalle cualquier movimiento o cambio de actitud de los votantes. No resulta raro que Iglesias haya tomado la determinación de unirse a Garzón, ya que desde hace algunas semanas las previones estiman que los votantes ven como "eje de cambio" a la unión de Podemos con Izquierda Unida. Una coalición que no recibiría el respaldo de todos los votantes de izquierdas y que, aritméticamente, podría repetir el resultado de Pedro Sánchez y Albert Rivera en su intento de investidura, es decir, sin el apoyo suficiente para llegar a ese gobierno progresista y de cambio que exigió el electorado el 20-D.

Además, el adalid de la quinta fuerza política de España fue uno de los pocos candidatos que asumieron la derrota las pasadas elecciones y que convidaron su humilde resultado a un propósito mayor: imposibilitar una nueva legislatura de Mariano Rajoy. El que fuese el candidato más joven a La Moncloa sigue asegurando que Izquierda Unida no corre peligro a pesar de la voracidad de Podemos.

Dos semanas para que se obre el "milagro"

Se espera que, una vez se confirme la convocatoria de elecciones, ambas formaciones comiencen a concretar todos los aspectos de esta alianza, que no llega exenta de polémicas. Por un lado, en Izquierda Unida existen dos factores, incluso tres, que miran con recelo esta unión: los que se niegan a que se lleve a cabo, los que pretenden que Garzón mantenga las iniciales del partido y los que están dispuestos a ser absorbidos con tal de que se mantengan en el supuesto gobierno y en cargos de representación a miembros actuales de IU.

Tampoco lo va a tener fácil Pablo Iglesias, en pleno caos territorial con bajas incluso en la ciudad que sirvió de embrión del partido, Madrid. Los "pablistas" parecen haber tomado el mando del partido, proclives a una confluencia sean cuales sean las consecuencias. Los fieles a su número 2, Íñigo Errejón, son más moderados y, en caso de llegar a elecciones, estudiarían un acuerdo para ir juntos pero con campañas electorales diferenciadas. Los "errejonistas", además, mantendrían su identidad propia en el Congreso, si de ellos dependiese.

Todo esto debería de quedar registrado antes del 12 de mayo, por lo que a escasas dos semanas y a pesar de lo que pase en los próximos días, ahora sí parece que nos acercamos cada vez más a una vía u otra, es decir, la de la sorpresa con un Ejecutivo liderado por Pedro Sánchez, o la más probable hasta la fecha, que es la de ir a nuevas elecciones y que se repita, de nuevo, todo el proceso.

En busca del "sorpasso"

Tal y como ha declarado Pablo Echenique esta semana, "parece claro que esta alianza daría el sorpasso al PSOE, al menos en votos, salvo que se equivoquen todas las encuestas". Pese a que reconoce que entre los líderes de Podemos hay "diferencias de matiz" ante el acuerdo, "creo que es una opción de consenso de toda la organización", de la que "me consta que Íñigo forma parte".

A la actitud de Iglesias en los últimos días hay que sumar las palabras de su jefa de gabinete, Irene Montero, quien ha dilapidado las pocas esperanzas que les quedaban a los socialistas: "De momento no hay más que una voluntad de explorar las posibilidades. Pero sí decimos, ante una más que previsible segunda vuelta electoral, que tenemos que tener la máxima disposición para llegar a una candidatura que permita ganar al PP en esa segunda vuelta y que permita demostrarle a la ciudadanía que seguimos en disposición de patear el tablero".

El líder de Podemos ha vuelto a insistir en que tanto su partido como el de Garzón debe estar "a la altura del momento", algo que exigió a Sánchez en su momento y que ahora el electorado e incluso sus gobiernos locales le han devuelto en forma de huída. En cualquier caso, se plantea consultar a sus simpatizantes para lograr el aval de las futuras candidaturas.

No habrá primarias

Pablo Iglesias no quiere primarias. Repetirá candidaturas en las distintas circunscripciones, algo que, como comentábamos a principios de semana, choca con los estatutos fundacionales del partido en el que se obliga a "elaborar, mediante un proceso de primarias abiertas y ciudadanas, las listas electorales para optar a cargos públicos (desde el primer hasta el último candidato de la lista) para las instituciones de representación de carácter estatal".

El líder podemita considera que se trata de una segunda vuelta del 20 de diciembre, "aunque es una cuestión que tendremos que discutir en los órganos, lo razonable es que las personas que tuvieron el mandato de Podemos para representar a los ciudadanos tendrán que ser las mismas".

Errejón también se ha pronunciado al respecto, alegando que "es una discusión que no hemos tenido pero mi opinión es que son buenas listas y que sería razonable concurrir con las mismas. Tuvieron buen resultado y consiguieron integrar sensibilidades de gentes que venían de sitios distintos".

Habrá que ver si, de fraguarse finalmente esta unión entre Podemos e IU, se mantendría esta opción o si por el contrario tendrían que rearmarse ante lo que supondrá, seguro, una nueva pugna terrotorial. Volvemos al juego de pactos, casi a la par que la nueva temporada de la serie favorita del podemita. Tal vez tendríamos que preguntarle si no le habrá absorbido por completo la ficción, más que enfrentarse al paradigma en el que nos encontramos.

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