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Un entorno enriquecido en la infancia mejora la memoria a nivel molecular
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Un entorno enriquecido en la infancia mejora la memoria a nivel molecular

miércoles 03 de diciembre de 2025, 14:18h

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Un estudio del Instituto de Neurociencias y la Universidad Miguel Hernández revela que un entorno estimulante durante la infancia activa procesos moleculares que mejoran la memoria y el aprendizaje. Investigadores descubrieron que el factor de transcripción AP-1 actúa como un interruptor molecular, regulando genes relacionados con la plasticidad neuronal. Los ratones criados en ambientes enriquecidos mostraron un rendimiento superior en tareas cognitivas en comparación con aquellos en entornos empobrecidos. Este hallazgo sugiere que las experiencias tempranas dejan una huella biológica en el cerebro, abriendo posibilidades para nuevas terapias en trastornos del neurodesarrollo y deterioro cognitivo.

Un equipo de investigadores del Instituto de Neurociencias (IN), que forma parte del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y la Universidad Miguel Hernández (UMH) de Elche, ha realizado un descubrimiento significativo sobre los efectos de un entorno estimulante en la infancia. Este estudio, publicado en Nature Communications, revela un mecanismo molecular que explica cómo un ambiente enriquecido puede mejorar la memoria, mientras que la carencia de estímulos puede tener efectos adversos.

Los científicos llevaron a cabo experimentos con ratones jóvenes en tres condiciones diferentes: un entorno enriquecido que incluía juguetes, ruedas para ejercicio y socialización; un entorno estándar; y uno empobrecido caracterizado por el aislamiento y la falta de estímulos. Los resultados mostraron que aquellos ratones que crecieron en el entorno enriquecido lograron mejores desempeños en pruebas de aprendizaje y memoria, en contraste con los criados en condiciones desfavorables.

El papel del factor de transcripción AP-1

La investigación se centró en el análisis del cerebro utilizando técnicas avanzadas de genómica y epigenética. Los hallazgos indicaron que las experiencias durante la infancia influyen de manera duradera en la actividad del factor de transcripción AP-1, un interruptor crucial para regular la expresión de genes relacionados con la plasticidad neuronal y el aprendizaje. La activación de AP-1 promueve redes génicas que fortalecen las conexiones neuronales, mientras que su inactivación tiene el efecto contrario.

Para validar estos resultados, los investigadores bloquearon experimentalmente el gen Fos, una subunidad esencial del complejo AP-1. Esta intervención impidió que los ratones se beneficiaran del entorno enriquecido, lo cual demuestra que AP-1 es fundamental para los cambios cognitivos inducidos por la estimulación ambiental.

Implicaciones para el aprendizaje y desarrollo cognitivo

Ángel Barco, líder del estudio, comentó: “Durante décadas hemos sabido que el entorno influye en la capacidad de aprendizaje, pero no entendíamos completamente el mecanismo detrás de ello. Hemos identificado un interruptor molecular que convierte estas experiencias tempranas en cambios duraderos en el cerebro”. Barco destacó además cómo este mismo factor actúa como un punto clave para diversas experiencias enriquecedoras como la estimulación sensorial o la interacción social.

El estudio también reveló diferencias en cómo AP-1 responde entre distintos tipos neuronales importantes para el aprendizaje espacial y la formación de recuerdos. Marta Alaiz-Noya, coprimera autora del trabajo, explicó que “la activación robusta de AP-1 en entornos enriquecidos activa programas génicos que permiten al cerebro entrar en modo aprendizaje”.

Un legado biológico tangible

Los resultados obtenidos refuerzan la idea de que las interacciones sociales y la estimulación ambiental durante las etapas formativas no solo enriquecen las experiencias vitales, sino que también dejan una huella biológica significativa en el cerebro. Federico Miozzo añadió que estos hallazgos abren nuevas posibilidades para desarrollar estrategias terapéuticas dirigidas a imitar los beneficios del entorno enriquecido en trastornos neurodesarrollativos o situaciones de deterioro cognitivo.

Este artículo cuenta con la colaboración de investigadores de la Facultad de Matemáticas, Informática y Mecánica de la Universidad de Varsovia (Polonia), quienes participaron en el análisis bioinformático relacionado con los datos sobre metilación del ADN obtenidos a partir de los diferentes ambientes estudiados. La investigación fue financiada por varias instituciones, incluyendo la Fundación “la Caixa” y otros organismos dependientes del Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades.

Preguntas sobre la noticia

¿Qué descubrió el equipo del Instituto de Neurociencias sobre el entorno estimulante durante la infancia?

El equipo descubrió un mecanismo molecular que explica por qué crecer en un entorno estimulante mejora la memoria. Este mecanismo involucra el factor de transcripción AP-1, que regula la expresión de genes implicados en la plasticidad neuronal y el aprendizaje.

¿Cómo se llevó a cabo el estudio sobre el impacto del entorno en la memoria?

El estudio se realizó con ratones jóvenes en tres condiciones distintas: un entorno enriquecido con juguetes y convivencia social, un entorno estándar y un entorno empobrecido. Los ratones en entornos enriquecidos mostraron mejor rendimiento en tareas de aprendizaje y memoria.

¿Qué papel juega el factor de transcripción AP-1 en este estudio?

AP-1 actúa como un interruptor que traduce experiencias vitales en cambios persistentes en la función cognitiva. Su activación potencia redes de genes que fortalecen las conexiones neuronales, mientras que su reducción atenúa esos procesos.

¿Qué implicaciones tienen los hallazgos del estudio para futuras terapias?

Los resultados sugieren que la estimulación ambiental y las interacciones sociales durante la infancia dejan una huella biológica en el cerebro, lo que podría abrir puertas al desarrollo de estrategias terapéuticas para trastornos del neurodesarrollo o deterioro cognitivo.

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